¿Por qué lanzamos una fibra que se apaga?

Una respuesta estructural a un cambio en el uso de la vivienda y la conectividad
No todos los hogares necesitan estar conectados todo el año. Esa afirmación, que hace solo una década habría resultado impensable en el mundo de las telecomunicaciones, es hoy una certeza avalada por datos y por el propio comportamiento de los usuarios.
En 2023, más de 3,9 millones de hogares españoles declaraban tener una segunda residencia, según la Encuesta Continua de Hogares del INE. Muchas de estas viviendas están ocupadas solo algunos meses al año, sobre todo durante las vacaciones. Y, sin embargo, la mayoría de los modelos de conectividad tradicionales mantienen suscripciones fijas durante todo el año.
Del otro lado, crece también la movilidad residencial. El auge de los nómadas digitales, los alquileres de media estancia, los hogares temporales por estudios o incluso situaciones de salud o mudanza, abren un espacio nuevo: usuarios que necesitan conectividad por tiempo limitado, pero no quieren renunciar a la calidad de una red FTTH.
La fotografía es clara:
- España tiene uno de los niveles de acceso a Internet más altos de Europa (96,1% de los hogares), con una adopción de fibra superior al 84%
- 1 de cada 3 hogares es unipersonal
- El país es el segundo destino preferido de nómadas digitales, según Nomad List
- Y el 78% de los consumidores prioriza servicios que puedan activarse o pausarse con facilidad, según el estudio Digital Consumer Trends 2023 de Deloitte
En este contexto nace Fibra FLEX, una solución mayorista que responde al cambio estructural en el uso de la conectividad. El servicio permite activar o desactivar la conexión de fibra en función de las necesidades del cliente final, sin desconexiones técnicas ni interrupciones físicas. Desde el punto de vista operativo, los operadores gestionan todo el ciclo ON/OFF desde el portal de servicios Onivia, con total autonomía.
No se trata solo de flexibilidad. Se trata de eficiencia, adaptación y diseño inteligente de servicios. Una red moderna no solo conecta: escucha, se adapta y evoluciona.
Porque hoy, más que nunca, la conectividad debe ir al ritmo de las personas.